Gracias por venir

A caballo entre Bogotá y Lima, un sencillo y muy personal homenaje al músico argentino Gustavo Cerati.

Las líricas más perturbadoras se encuentran en su último disco.
La primera vez que escuché a Soda Stereo fue a través de los altavoces de un bus destartalado de Lima, en enero de 1986. Yo estaba de vacaciones en el Perú, porque en ese entonces vivía en Bogotá, donde no se escuchaba a los argentinos ni a ningún grupo de rock latinoamericano (por lo menos, en las radios comerciales). Y la verdad es que, en aquel bus a punto de romperse, el grupo me pareció una reverenda mierda. Si bien yo tenía apenas 10 años y no tenía conocimiento musical alguno, puedo recordar ahora exactamente el motivo por el cual la banda me causó un rechazo inmediato (es que me pareció tan abominable, que por eso mismo puedo evocarlo).

Primero que todo, durante “toda” mi vida (es decir, apenas 10 años en ese entonces), cuando se trataba de temas de rock, yo siempre había escuchado producciones estadounidenses o británicas. Inconscientemente, ese sonido de estudio anglosajón era para mí sinónimo de lo correcto; de lo bueno. Por lo tanto, cuando escuché por los altavoces la chirriante guitarra rítmica de Cerati jugando con un La7 en el séptimo traste, mis tímpanos se indignaron.

No solo la ecualización era muy distinta a cualquier cosa que había escuchado antes sino que el ritmo ska incrementaba mi sensación de estridencia (sonaba Te hacen falta vitaminas). Para colmo, la canción iba de coña, era una sátira total, y yo jamás había escuchado una canción así. Es decir, sonaba “mal”, no era “seria” y, encima, como eran latinoamericanos, se me ocurrió que sus ideas rockeras no podían ser originales y que todo debía ser una copia. Así es, para mí no eran originales a pesar de que me estaban sonando distinto a todo, pero ya sabemos cómo funciona esto de las percepciones... Como en ese entonces yo no tenía la capacidad técnica para exponer los motivos de mi rechazo a Soda Stereo, solo pude vomitar lo más fácil, el prejuicio: “No me parecen originales”, le dije a mi prima adolescente, quien me estaba paseando en bus para invitarme un helado. A ella y a casi todos los limeños les fascinaba Soda Stereo.

Sus primeras visitas a Lima.
Unos meses después, ya de regreso a mi casa en Colombia, a mediados de 1986, a una compañera de clase peruana se le ocurrió poner un casete de Soda Stereo en el bus escolar, y recuerdo haber hecho todo lo posible para que quitara esa “basura”. Me empeciné tanto que lo logré y lo sacaron, para que pudiéramos seguir escuchando por la radio a Elton John, supongo… Sin embargo, la pesadilla de Soda persiguiéndome no acabó ahí, porque a fines de 1986, enfrente de mi casa de Bogotá, en el Chicó, se anunciaba que ellos se presentarían en la diminuta discoteca Keops. “No creo que les vaya bien”, pensé.

Para ese entonces, Soda ya era una fiebre en el Cono Sur Latinoamericano, incluyendo al Perú. Tanto así que en este último país ya se había presentado durante tres fechas seguidas en el Coliseo Amauta, el espacio más grande que podía ofrecérseles en ese entonces (20 mil personas de capacidad). Es decir que Soda hubiera podido llenar tranquilamente el Estadio Nacional de Lima en 1986, mientras en Bogotá estaban tocando en una pequeña discoteca.

Según los testigos de la época, aquel concierto en la discoteca Keops fue el mejor que haya ocurrido alguna vez en Bogotá hasta ese entonces. Recuerdo textualmente el comentario de un locutor de la radio: “Llegaron cargando sus instrumentos ellos mismos y, a diferencia de los músicos locales, no hicieron mayor problema con el sonido que les ofrecieron, y sonaron mejor que cualquiera”. A partir de ahí, empezaron a circular los casetes clandestinos por todas las ciudades principales de Colombia, país donde no contaban con una discográfica.

Al parecer, los argentinos tenían claro que Colombia era una plaza importante, razón por la cual, cerca de esa misma fecha, ofrecieron otros pequeños conciertos en el país. Y esa semilla hizo que un año después, en 1987, Soda Stereo ofreciera un concierto triunfal en la Plaza de Toros de Santamaría. Al mismo tiempo, el interés por esta banda iba prácticamente desapareciendo en el Perú, mientras el país, coincidentemente, se hundía en la peor crisis económica y social de su historia. Para la gira del disco Doble Vida (88-89), Soda ya era un grupo conocido en Colombia y su nueva meta era ahora la conquista de México.

Puente hacia otras latitudes.
¿En qué momento me empezó a gustar el grupo en Colombia? Creo que fue a partir del Doble Vida, primer disco que Soda Stereo grabó fuera de Argentina, en Nueva York. El sonido, por supuesto, me fascinó… aunque debo admitir que también empecé a flipar con todos los discos anteriores sin percatarme del sonido. Las letras de Gustavo Cerati me capturaron. Al mismo tiempo, recuerdo que yo, hipócritamente, me jactaba de que había escuchado la banda en Lima mucho antes que todos los bogotanos… aunque, por supuesto, omitía el dato de que en esa época no me gustaba.

Me volví tan fan (fan’s, como me gusta ahora decir) de ellos, que en 1991, con 16 años, los recibí en el Aeropuerto El Dorado para la Gira Animal. Hasta tuve la suerte de tirar accidentalmente al suelo a Charly Alberti en unos forcejeos. Y pude subirme al mismo bus que llevaría a los Soda Stereo al hotel Hilton, pero al ver a mis amigos corriendo para seguirlos en caravana, decidí bajarme del autobús, pues temía que, por preocupación, mis amigos terminaran dando parte de mi desaparición a la policía en vez de seguir en caravana a los argentinos. Ahora me arrepiento. Debí haberme quedado en el bus con Soda Stereo. ¿Se imaginan todo lo que tendría ahora por contar? Regresé donde mis amiguitos Mao, Ángela y Paola.

Legado.

Lo importante para mí, aparte de las deliciosas anécdotas, es que gracias a Gustavo Cerati y su banda pude descubrir la mística de Robert Smith y los acordes jazzísticos de Andy Summers. Al respecto, resultan interesantísimas no solo las influencias estilísticas de la banda sino el uso de samples de otros grupos, sean de los Jesus & Mary Chain o de Echo & The Bunnymen, apropiaciones algunas voluntarias y registradas, y otras involuntarias (tal como siempre ha pasado en la historia de la música y tal como seguirá sucediendo). También les debo, sobre todo, la decisión de aprender a tocar guitarra, aunque no fue con sus canciones que aprendí sino con las partituras de Metallica (el universo musical es muy grande; qué desperdicio escuchar una sola cosa).

En fin, que su música no solo brindó consuelos, reflexión, ánimos para investigar más allá o diversión sino que cambió algunas vidas. Estas contingencias son muy extrañas, porque cuando te preguntas qué hubiera pasado si tal cosa no hubiera existido, llegas a la conclusión que tu vida habría sido totalmente distinta. ¿Y si al asteroide que extinguió a los dinosaurios nunca hubiera colisionado con la Tierra? Así pues, más o menos.

Tan admirados ellos por las masas pop y vilipendiados por unos cuantos, creo que cada quien es libre de hacer lo que quiera (aunque hay mejores cosas con las cuales destacar y hacerse notar, me parece, en caso no sea una cuestión de gustos). Por último, cabe resaltar que la masividad del grupo es tanta, que si en Latinoamérica a una banda se le ocurre tocar algo que se le parezca al rock, que sea un poco oscuro y cantado en español, no le dirán que suena a Joy Division, The Cure, Bauhaus o Lords of the New Church. ¡No! Simplemente le dirán que “suena a Soda”, pues es la referencia inmediata y popular. Tal vez eso sea lo único malo del legado de Gustavo Cerati, pero no es su culpa. Y tampoco hay que martirizarse por ello, pues es lo normal. Total, yo conozco anglosajones que confunden la salsa con el merengue, la bachata y la cumbia, ¿y qué? Así que, simplemente, a suspirar con nostalgia y, en el caso de muchos con los cuales me identifico, a agradecerle por su música, y por haber servido de puente para que descubriéramos otras bandas y estilos.

Francisco Estrada, 5 de septiembre de 2014, Lima

Orange me tiene secuestrado

Que no se le ocurra a nadie contratar el ADSL de Orange, que cuando esta compañía no ofrece bien el servicio, NO TE PERMITE dar de baja: llamas, llamas y llamas... y sus técnicos parece que tuvieran la instrucción de no dejar que te des de baja, pues te pasan con departamentos que dicen no saber nada del tema... obligándote de esta manera a llamar una y otra vez. Llevo una semana llamando y su "táctica del cansancio" es una vergüenza. Para colmo, una recepcionista me dijo "para compensar por las molestias, le regalamos una línea pagando una mensualidad". ¿Cómo? ¡¡¡Eso no es márketing, eso es una estupidez!!! Me quieren "compensar" un mes sin servicio, con técnicos entrando a mi casa que no pueden arreglar nada y yo sin poder trabajar desde casa (porque soy autónomo), con una línea que no necesito y pagándoles de más. Encima, quieren amanezarme con que me penalizarán pagándoles una "permanencia", cuando son ellos los que deberían devolverme el dinero, pues su contrato es una estafa con un servicio que nunca ofrecieron. Este es un contrato NULO, señores. ¡Y no descansaré hasta que por fin me den de baja, no me rendiré!

¡Ah! Y tengo el informe escrito de uno de sus técnicos que confirma que no tengo el servicio prometido en su contrato.

Francisco Estrada, 16 de junio de 2014

Twitter, márketing y teorías de la conspiración en el Mundial

Un día antes del sorteo de grupos para el mundial que empieza hoy, la cuenta de Twitter ‘Brasil 2014 Fraude’ anticipó el grupo de Argentina, además de predecir de qué bombo saldría Italia y en cuál otro finalmente sería ubicado. La probabilidad estadística de acertar estos resultados adivinando es demasiado baja. Dicho esto, el plato está servido para hacer cálculos de todo tipo.


Actualmente, la influencia de las redes sociales es descomunal. Los gobiernos que sucumbieron durante la Primavera Árabe lo padecieron y si los medios tradicionales hubiesen tomado más en serio a una cuenta de Twitter, la FIFA no existiría hoy tal como la conocemos. Esto último sucedió el 5 de diciembre de 2013, cuando un tweet predijo algunos resultados del sorteo del Mundial de Fútbol, además de amenazar con revelar quién sería el ganador de este certamen, debido a que “(Joseph) Blatter ya había digitado al ganador desde Suiza”.

Como se sabe, la amenaza de anunciar al ganador nunca llegó a concretarse, pero sí acertaron con los dos resultados del sorteo que predijeron. Los administradores de esta cuenta de Twitter callaron hasta el día de hoy. Los motivos del silencio son desconocidos, pero de haberse llevado a cabo la amenaza de publicar al supuesto ganador, a la FIFA (en caso de que verdad ya hubiera “digitado” al campeón del torneo) no le habría quedado más remedio que deshacer aquel ‘perverso’ plan para no hundirse por completo.

A grosso modo (el sorteo es muy complejo), las posibilidades de adivinar el resultado del grupo de Argentina fue de 8x7x7 (1 en 392 posibilidades) y el cambio de bombo de Italia fue de 1 en 8 posibilidades. Multiplicados, el resultado de adivinar ambas cosas a la vez es de 1 en 3136 posibilidades*. ¿Se pudo haber hecho trampa para adivinar? Sí, haciendo 3136 tweets distintos. Sin embargo, por el motivo sea, la FIFA no se tomó la molestia de ofrecer un desmentido categórico rastreando en los cachés de los buscadores, ni utilizando herramientas que almacenan viejos tweets para mostrar señales de tweets eliminados.

En la famosa cuenta, también se lee (sin tildes): “Lamentamos profundamente que un deporte tan puro sea manchado por un organismo internacional que actua en funcion de intereses económicos”. ¿Y si de verdad, de un tiempo acá, la FIFA estuviera manipulando los resultados de los mundiales en base a intereses económicos, qué factores compondrían esos intereses?

Return of Investment


Yo quiero el champú de Neymar.

En principio, los factores más relevantes tendrían que ser el valor de mercado del jugador y su capacidad de retorno de márketing (ROI, por sus siglas en inglés). Todo ello, multiplicado por los 23 jugadores de la plantilla. Hacer un análisis solo del valor de mercado de un jugador (que al final es una marca) está lleno de suposiciones y realizarlo, además, sobre su capacidad de márketing contiene aún más presunciones. Sin embargo, se puede llegar a cifras muy cercanas a las reales, donde los precios pasan por el filtro del tira y afloja de las negociaciones.

En ese aspecto, Pluri Consultoria, una agencia de márketing deportivo brasileña, ha publicado el valor aproximado de los 100 jugadores más caros del mundo en base a distintos criterios. Hacer ese cálculo con los 736 jugadores del mundial habría sido mucho más exacto (y trabajoso), pero para determinar a los primeros puestos del mundial, la muestra de 100 jugadores puede ser suficiente. 

En nuestro cálculo, hemos excluido de esta lista a los jugadores de todos los países que no han podido participar en el mundial, como por ejemplo Falcao (56,3 millones de euros) y otros cinco de la selección española; quienes en total suman 195 millones de euros: Isco (37,8), Roberto Soldado (27,6), Asier Illarramendi (26,5), Álvaro Negredo (24,8) y Ander Herrera (22,1). 

*Descargar documento en Excel: World Cup 2014 Player Data

Por último, también hemos priorizado la variable de incremento o decrecimiento del valor del jugador con respecto al año anterior en porcentaje. Ello, pensando en la tendencia económica del jugador (si su valor como 'marca' está en alza o en caída, ello determinará si vale la pena invertir en él o no… o si vale la pena hacer ganar a su equipo para incrementar futuros beneficios). Para los porcentajes, no hemos utilizado promedios, pues las diferencias de cifras en los extremos eran abismales, por lo cual la mediana era el valor más confiable para trabajar.

Así, según nuestra tabla, la final sería entre Alemania y España, con el resultado favorable a los alemanes por la tendencia al alza en su porcentaje de precio de mercado:

País
Valor de los 100 jugadores más caros
Tendencia de precio
por país 2012/2013
Alemania
439,3€,
+22%
España
406,7€
+3,2%
Brasil
377€
+17,3%
Argentina
278,1€
-11%
Bélgica
162,8€
+22,6%
Portugal
135€
+5,15%
Francia
123,8€
+86,3%
Italia
108, 5€
+1,05%
Uruguay
106,5€
+58,75%
Inglaterra
100,2€
-5.6%
Colombia
90,2
+101.7%

Según los investigadores del Instituto Alemán de Investigación Económica, que hicieron un estudio muy parecido basándose únicamente en el valor de mercado de los jugadores (presumiendo que éste reflejaba la calidad del jugador y por consiguiente del equipo), España, que tiene el valor de mercado más elevado de este Mundial (622 millones de euros) se enfrentaría en la final a Alemania (526 millones de euros). 

Otra investigación, de la Universidad del Deporte de la ciudad alemana de Colonia, que toma como variables la localía, las apuestas y el ránking FIFA, dan como ganador a Brasil con un 20% de probabilidades, seguido de Argentina (14,7%), España (12,6%) y Alemania (12,3%). La final, según esta investigación, sería entre Brasil y Argentina.

Como sea, todos estos estudios, incluyendo nuestro aporte, descartan factores psicológicos (¿está Messi pasando por un buen momento anímico?) y sociales (¿cómo afecta a los jugadores brasileños las protestas de sus compatriotas contra este mundial?). Y lo que es más inquietante: se descarta la imprevisibilidad, la magia inherente a todo deporte de competición. Ningún estudio económico pudo nunca predecir que Maradona jugaría tal como lo hizo en México 1986, ni tampoco el apogeo y ocaso (o cabezazo de Zidane a Materazzi) en Alemania 2006, factores ambos determinantes en los resultados y que surgieron dentro del campo de fútbol, no fuera de él.

Si bien no es una sorpresa que el deporte y la economía estén estrechamente ligados, lo ideal es que la economía sea consecuencia directa del deporte en su mayor parte (y no al revés, como lo denunció aquel venenoso tweet). Por último, cabe añadir que hoy, día en el que se inicia el Mundial, se generarán durante un mes millones de datos no solo económicos sino por partido, tal como lo sabe Joachim Löw, entrenador alemán que utilizará en tiempo real los datos que se generarán durante los partidos de fútbol de su selección, usando las técnicas más modernas con las que se afronta el Big Data. Aquí, el enlace

*  Estoy confirmando estos datos probabilísticos.

Francisco Estrada, Barcelona 12 de junio de 2014

Las mujeres del Primavera Sound

De lo que pude apreciar en escena, esta es mi selección mundial. Vi y oí a más de ellas, pero no tengo el tiempo suficiente para escribir sobre todas. Este post irá engordando día a día, como mi panza. 

¿Eres de verdad?

1. Annie Clark (St. Vincent), la replicante
Sean Young, en su papel de Rachael en Blade Runner (1982), simbolizó en su particular tiempo y espacio cultural, la perfección femenina con todos sus clichés. Una perfección tan lacerante, cruel e inhumana, que solo podía ser alcanzable por un androide (o replicante). Treinta y dos años después, cuando St. Vincent se presentó en Barcelona, tomó la posta de Rachael, pero rompiendo con los clichés femeninos; aunque igual dejando en claro que tanta perfección solo podía ser obra de un androide.

La estadounidense apareció sobre el escenario muy “Rachael”: sugerente minifalda, tacones aguja, polvos faciales y labios encaramelados. Sus pequeños pasos para desplazarse sobre el escenario (nada de trancos largos, que eso es para los hombres que necesitan ocupar todo el espacio posible) contribuían a emparentarla con el androide más femenino de todos los tiempos; todo ello potenciado por sus entrecortados movimientos que simulaban a los de un torpe autómata.

La novedad fue que, lejos ella de ser una ingenua androide que necesitaba ser rescatada por el gran “Han Solo”, St. Vicent, con mirada perdida y gesto de maniquí, ofreció una lección de dominio escénico y de propuesta conceptual sin paralelos en la música pop actual. Por si fuera poco, ella no solo cantó bien (algo a lo que las musas nos tienen acostumbrados) sino que, además, exhibió un dominio de la guitarra que iba más allá de lo técnicamente perfecto, pues este evidenciaba todo su bagaje cultural. El caudal musical que nutría sus solos desenfrenados estaba siendo procesado mediante un sonido particular, una marca registrada, dejando evidencia de que ella estaba ahí para influir; para introducir su semilla.

¿Qué diferencia a un idiota que solo hace bulla de alguien que hace eso 
y mucho más? St. Vincent es un buen ejemplo.

Si bien hay para todos los gustos, dudo mucho que alguien en el concierto haya podido distraerse demasiado tiempo reparando en la figura de Annie Clark, que se había presentado tan espectacular como la mismísima Rachael, el androide de la cintura imposible. Pienso en lo anterior porque la intensidad de la propuesta artística de St. Vincent dejó al público con la lengua afuera y babeando, pero no simbolizando por ello mismo deseo alguno sino claudicación pura y dura; una aceptación de que ella estaba ahí para ofrecer(se) y el resto para recibir(la) en un escenario transfigurado en un altar de sacrificios. He ahí el por qué de tantos hilos de saliva que iban cayendo desde las bocas abiertas de algunos. Todos anonadados, simplemente, sin capacidad de soñar con rescatarla a lo "Han Solo" (¿quién es ese huevón?, diría ella) o siquiera de poder ejercer como sus 'cheerleaders' (algo que ella aborrece, deducimos). Seguiremos pendientes de ti, Annie.


***

Pd. Como este blog no tiene como fin quedar bien con nadie, debo añadir que, tres días después del concierto, ya estaba buscando en Internet si Annie Clark era “soltera, casada o divorciada”, como decían los payasos contratados en mis fiestas infantiles. 

Subpd. No sé si ella usó minifalda, pantalones cortos o qué; no me fijé bien. Había unas piernas largas, sí, pero mi recuerdo es borroso. Su música era muy poderosa.

2. Régine Chassagne, la Franz Beckenbauer 


Lo que usted diga, jefa.

Me cuesta recordar su nombre, pero no porque ese sea su problema sino porque no puedo recordar bien el nombre de ninguno de sus compañeros: Arcade Fire es una banda en todo el sentido de la palabra. Y si bien es evidente que Win Butler es el ‘cantante principal’, y por ello letrista de la banda, la composición de los temas son atribuidas al grupo en general. 

Del mismo modo, sobre el escenario, ese estilo colectivo se manifiesta en que casi todos ellos van intercambiando sus instrumentos. Aun así, en cuanto a peso interpretativo, destacan Win Butler (por tocar dos instrumentos a la vez: voz e instrumentos de cuerda), y el increíble Tim Kingsbury (ejecutando en vivo los arreglos más ‘guays’ de la banda). Ellos dos están apoyados por la poderosa dupla formada por el baterista Jeremy Gara y el multiinstrumentista (y muchas veces bajista) Richard Reed Parry. Sin embargo, en cuanto a presencia escénica, queda muy claro sobre quién recae toda la responsabilidad: Régine Chassagne lo es todo.

En el ‘detrás de cámaras’, musicalmente, no sabemos si ella es la pieza principal (no conocemos cómo es el proceso creativo dentro de la banda). A pesar de ello, en vivo, Régine es la gasolina y, a la vez, el aceite que hace funcionar a una máquina como Arcade Fire, que en Barcelona se presentó con más de 13 músicos en escena. No es por desmerecer la labor de Régine Chassagne como corista y algunas veces cantante principal (sin contar sus incursiones en distintos instrumentos mientras se sucede el espectáculo), pero es que su labor como ‘líbero’ es tan enorme, su transfiguración a lo ‘Franz Beckenbauer’ es tan grandiosa, que ello opaca su singular faceta de instrumentista.

¿Qué sería de Arcade Fire sin ella? Bueno, aparte de que no escucharíamos tantos ritmos antillanos en las cadencias de la banda (ni tampoco estos serían activistas para aliviar las necesidades de un país tan castigado como Haití, lugar de nacimiento de los padres de Régine), lo que no es poco, todo el imaginario de la banda no existiría. Y ahora no es por desmerecer a los demás miembros de la agrupación, pero es que hay personalidades que son más “aprovechables” para generar universos a su alrededor. Esto, evidentemente, no es motivo de celos para Win Butler, que se encuentra en clara desventaja frente a un ser tan maravilloso como Régine, pues ella es su propia esposa; a quien él no se cansa de contemplar con admiración cada vez que puede. Y nosotros tampoco, querido Win. 

No por algo, conceptos tan oscuros como “funeral” o "black mirror" suenan festivos a pesar de las melodías en modos menores y del dramatismo con que son recreados. Arcade Fire es, después de todo, un momento de júbilo y fuerza religiosa; todo lo que Régine Chassagne representa sobre el escenario: un arco iris de fuego.

Francisco Estrada, Barcelona 2014

¿Es Pablo Iglesias el nuevo Ollanta Humala?

La "Gran Transformación" que prometió Ollanta Humala en el Perú fue más bien la que él mismo
experimentó: de revolucionario a eficiente cajero de los inversores más poderosos del Perú.
¿Se repetirá la historia en España con Pablo Iglesias?

Más allá de la burda comparación que se hace entre Pablo Iglesias y Hugo Chávez, y de la ya delirante comparación entre dos países como España y Venezuela, existe una similitud que se ajusta más al perfil del líder de Podemos: la del actual presidente peruano Ollanta Humala.

Ambos vienen de familias muy politizadas que les dejaron huellas en sus nombres de pila, y, en su momento, se declararon chavistas. Ambos, también, se iniciaron en la política con un respaldo electoral formado por los sectores más inconformes de sus sociedades.

Uno, logró ser presidente del Perú en su segundo intento despercudiéndose de su pasado chavista (que le hizo perder su primera elección). El otro, se apresta para su primera intentona presidencial en España con el estigma del chavismo.

Un poco de contexto obligatorio:

Cuando Ollanta Humala era militar en ejercicio en el año 2000, se declaró en rebeldía contra el entonces régimen cleptocrático de Alberto Fujimori. Acompañado de una docena de cabos mal armados y sin rancho, pretendía exigirle al presidente de la República que renuncie. ¿Fue ingenuidad o una elaborada táctica política para saltar a la fama en apenas un día? Para su muy mala suerte, esta gesta coincidió en hora y día con la fuga del país de Vladimiro Montesinos, el principal socio criminal de Fujimori. Como se sabe, tanto Montesinos como Fujimori tenían excelentes relaciones con Hugo Chávez. No por algo, el delincuente Montesinos escogió Venezuela para esconderse.

Y no fue después de múltiples desmentidos por parte del Gobierno Venezolano que finalmente tuvo que admitir que el criminal sí se encontraba en su país, porque un equipo especial de la Policía Peruana ya lo había ubicado y detenido en tierras venezolanas. ¡Hasta ya tenían el avión en tierras bolivarianas! Chávez, como buen ajedrecista que era, no denunció la violación del territorio por parte de la inteligencia peruana sino que anunció que estaba “entregando” a Montesinos. Valentín Paniagua, para ese entonces nuevo presidente del Perú, decidió no echar más leña al fuego y traer de vuelta al prófugo.

A los pocos meses, el aún entonces militar Humala empezó su carrera política con una prédica… ¡chavista! (recordemos que Humala inició su motín exactamente a la misma hora en que Montesinos se fugaba del país en un velero hacia Venezuela, donde lo protegerían). Eran tiempos en que el chavismo todavía no inspiraba emociones radicales. Era un gobierno prácticamente nuevo y había logrado echar del poder a una oligarquía corrupta venezolana. Se le tenía que dar, pues, el beneficio de la duda. Por si fuera poco, su líder era un gran comunicador. Y como ahora ya se sabe, esta duda o buenos auspicios se fueron torciendo con el paso del tiempo hasta convertirse en la peor pesadilla de la historia venezolana.

La primera competición hacia la presidencia de Ollanta Humala fue en el año 2006, donde llegó a la segunda vuelta, pero la intervención de Hugo Chávez apoyándolo terminó destruyendo su candidatura y favoreciendo a la de Alan García, a la postre presidente del Perú. Para ese entonces, el régimen chavista ya empezaba a demostrar su verdadera cara y, dicho sea de paso, los bajos modales tropicales del comandante no pegaban con los bajos modales andinos. El repudio peruano fue, pues, conceptual y estético.

En 2011, Chávez dijo esto de Humala, desde la campaña del peruano
le dijeron al venezolano: "¿Por qué no te callas?"

Para las elecciones de 2011, la imagen de Chávez estaba mucho peor que hace cinco años, por lo cual Humala decidió alejarse de su sombra y cobijarse en la del brasileño Lula Da Silva. Luego del abrazo del oso que le propinara cinco años antes el líder venezolano a Humala, es más que seguro que el mismo político peruano le debe haber pedido que por favor no lo volviera a “ayudar”. Lo cierto es que gran parte del trabajo de comunicación que Humala debió implementar se basó en borrar cualquier rastro de su pasado chavista. Su equipo de campaña era muy brasileño, con la invencible dupla formada por Luis Favre y Valdemir Garreta (sobre todo el primero), del Partido de los Trabajadores de Brasil.

En la segunda vuelta, por una serie de rupturas dentro de la centro-derecha peruana, la hija de Fujimori, Keiko Fujimori (representante de la ultra-derecha), logró pasar a la segunda vuelta. El otro candidato que pasó fue Ollanta Humala, representante de la izquierda radical. Para que él pudiera ganar tuvo que obtener votos en el centro y la centro-derecha, firmando una ‘hoja de ruta’ donde se comprometía a no desviar el rumbo económico del país (el mayor temor era que Perú se volviera una segunda Venezuela). Personajes de peso del liberalismo, como Mario Vargas Llosa, le ofrecieron su apoyo bajo la premisa sartriana del ‘mal menor’ frente a la cloaca moral que representaba su contendora.

Actualmente, Ollanta Humala está gobernando el Perú no desde la centro-izquerda (o, al menos, desde el centro) sino que se ha ubicado en la centro-derecha. Para ello, se alejó de casi todo el equipo de izquierda con el que ganó, gobernando tal cual lo hubieran hecho Pedro Pablo Kuczynski o Alejandro Toledo. ¿Una decepción? Puede ser, sobre todo para quienes querían un presidente con más consciencia social y con la suficiente inteligencia y valentía para manejar los embistes de los poderes económicos. Por otro lado, sin embargo, ha cumplido hasta el momento su palabra respetando la hoja de ruta que firmó.

Y ahora España:

Pablo Iglesias quiere ser presidente. ¿Podrá lograrlo con la sombra de su confesa admiración al chavismo? ¿Justamente ahora que este régimen se encuentra más desprestigiado? ¿Sabrá él que la oposición venezolana es lo más parecido al 15M, movimiento que a él lo ha proyectado como presidenciable en España? ¿Decidirá limpiarse de chavismo en esta intentona, en la segunda o nunca?

Lo único que sabemos es que, si llega a ser presidente, no podrá ser Chávez ni por asomo. El contexto político, económico y social español y europeo es muy diferente. Lograr sumir en el caos a un país como España es más difícil; lograr que sean más bien los españoles quienes quieran saltar las vallas de Melillá y Ceuta es muy difícil. Lograr que los franceses, presionados por los alemanes, construyan una alambrada de púas en los Pirineos para que no pasen los españoles, es muy difícil (no imposible, pero sí muy difícil). No apelo al optimismo sino al sentido común (eso espero). Pablo Iglesias debe saber que, cuando esté en el poder, “solo” podrá ofrecer honestidad y justicia dentro del actual estado de derecho (lo cual incluye hacer pagar las cuentas a mucho pícaro suelto), y que con eso bastará para mejorar mucho la situación de España. Lo demás, citando sus propias palabras, es “vender un crecepelo” a sus electores.

Barcelona, 28 de mayo de 2014