Del 'Durán vs. Leonard' al 'Nunes vs. Rousey'

Semejanzas importantes que tal vez influyeron en el resultado.
20 de junio de 1980:
Roberto Durán, con un récord de 71 peleas ganadas y una perdida, siendo considerado por muchos el mejor peleador libra por libra del mundo y sin rivales en su categoría, tuvo que subir de peso para poder enfrentarse a alguien cuyo nombre era Sugar Ray Leonard y era rey absoluto de los welter, con medalla olímpica de oro en Montreal 1976, récord de 27 peleas ganadas y cero perdidas; además de también ser considerado, junto a Durán, como el mejor peleador libra por libra de ese momento.

El espectáculo estaba garantizado, y si bien en una encuesta de 30 periodistas deportivos 17 apostaban por Durán y 13 por Leonard, el ambiente era muy distinto entre los fans y el márketing que rodeó a la pelea, donde Leonard era el favorito. Primero, por cuestiones aparentemente objetivas: Durán estaba subiendo de peso para enfrentarse a Leonard, quien además era más alto, más rápido y más joven que el panameño... O sea, casi nada... Además, al ser estadounidense, fue aupado por toda la maquinaria comercial de ese país, colocándolo como el protagonista de la pelea, hasta el punto de cobrar cinco veces más que Durán (1.5 millones de dólares para el panameño y 7.5 millones o más para Leonard).

Reparto desigual de las ganancias.
Ello enfadó de sobremanera a Roberto Durán, que reclamaba más protagonismo para él, teniendo en cuenta su impresionante récord de 71-1, que ya en ese entonces lo colocaba entre los más grandes de la historia del boxeo frente a alguien que comenzaba (era recién la tercera defensa de Leonard).

En declaraciones anteriores a la pelea, Durán no ocultó sentirse mortificado por esta situación y llegó a decir que “odiaba” a Leonard, potenciando aún más su hambre de victoria y hasta “venganza”. Y el resultado todos lo conocemos: el panameño venció al estadounidense con una exhibición de boxeo que hoy es legendaria; dejando a toda la maquinaria estadounidense con los crespos hechos y los colmillos salivando.

30 de diciembre de 2016:
La estrella, la única estrella...
Cuando se anunció el regreso de Ronda Rousey a los cuadriláteros, luego de su estrepitosa derrota frente a Holly Holm en noviembre de 2015, las redes sociales estallaron de júbilo por volver a ver a quien fuera la primera campeona invicta de los pesos gallos de las artes marciales mixtas durante 12 peleas.

Al respecto, destaquemos algunas diferencias en relación a la pelea de los boxeadores anteriormente mencionados, ya que en solo un breve párrafo descriptivo del combate de ayer aparecen tres palabras nuevas: redes sociales, mujeres y artes marciales mixtas. Y hay más desemejanzas, como no poder comparar las carreras de estos pugilistas masculinos frente a las de sus pares femeninas, pues ellas no tienen el palmarés que aquellos habían logrado en un deporte ya asentado, frente a unas artes marciales mixtas que, en versión femenina, aún está en ciernes.

Sin embargo, a pesar de estas y más diferencias, hay similitudes muy significativas entre ambas peleas separadas por 36 años:
1. La rivalidad norte-sur en el continente americano, que básicamente consiste en Estados Unidos vs. Latinoamérica.
2. Ronda es medallista olímpica como Leonard, fruto de un política de estado favorable al deporte, mientras que Amanda, más bien, como Durán, se descubrió a ella misma sin medallas de por medio.
3. La astronómica diferencia entre lo recibido por Ronda Rousey y Amanda Nunes, pues mientras la estadounidense recibió 3 millones de dólares limpios, la brasileña ganó 150 mil dólares (¡20 veces menos!).
4. Los medios de todo el mundo prácticamente ignoraron a la brasileña, influidos por la gran maquinaria propagandista estadounidense, que a día de hoy sigue tan o más fuerte que hace tres décadas.

En este caso, inclusive, esta tendencia fue mucho más escandalosa que en la pelea de Duran vs. Leonard, tanto así que de solo imaginar una derrota de Ronda frente a Amanda, un escalofrío recorría la espalda de quien esto escribe, pensado en lo ridícula que podría sentirse la estadounidense si todo salía mal (hasta vendió camisetas aludiendo a su retorno).

Imagen publicitaria de la UFC.
¿Habrá todo esto influido en el ánimo de las luchadoras? Pues para Amanda Nunes sí, ya que nada más acabar la pelea declaró que le había “encantado” haber sido ignorada y dejado de lado en todos los momentos previos a la pelea. Ni más que decir al respecto. ¿Y Ronda? Pues no sabemos, pero por cómo reaccionó frente a la anterior derrota y toda la publicidad triunfalista en la que participó antes de su retorno, es muy probable que haya sentido el mismo escalofrío que yo sentí en la espalda, pero multiplicado por mil.

Amanda Nunes, por su parte, también declaró al final de la pelea que "ya basta de Ronda Rousey, porque ya ha ganado mucho dinero (¡auch!) y hará muchas películas" y que ahora deben hablar de ella, la campeona. Hasta ahí todo bien y comprensible su forma de reaccionar, aunque muy poco elegante por después haberse burlado de su rival en Twitter con una foto. En fin, que hasta los más grandes pierden así que, tarde o temprano, Amanda perderá (sobre todo, por ser brasileña y no poder contar con el favor de los jueces en caso le toque una pelea ajustada que deba decidirse por puntos; como le pasó al brasileño Anderson Silva).

Amanda Nunes mostrando su poca clase.
¿Y Ronda? Pues tal vez debe estar ahora dándose cuenta de que su mayor enemigo es ella misma, por su terrible temor a perder. Y que su segundo mayor enemigo es el equipo que la entrena, porque si se hubiera tirado a la lona para recibir a Amanda, otra hubiera sido la historia. Recordemos la pelea entre Conor McGregor y Nate Díaz, donde este último se tiró al suelo cada vez que el irlandés le daba una paliza, lo que le permitió resistir hasta el final y por poco ganar la pelea. Si Ronda se hubiera tirado al suelo, donde ella es la reina, y cuando peor la estaban machacando, otra sería la historia ahora... pero ya es muy tarde.

Francisco Estrada
Donosti, diciembre de 2016

¿Por qué queremos a Ricardo Gareca?

"Hay que seguir con el ataque".

Antes de explicar por qué los peruanos quieren a Ricardo Gareca (70% de aprobación a pesar de la mala campaña en las eliminatorias), quiero aprovechar para contar, desde un punto de vista muy personal, por qué soy fan de Ricardo el 'Tigre’ Gareca desde hace mucho tiempo antes que cualquier peruano.

EL AMÉRICA DE CALI
Tengo que remontarme a 1984, cuando llegué a Bogotá, Colombia, con solo 9 años. Siempre me gustó el fútbol, así que por ese entonces estuve algunas semanas tratando de ser hincha de algún equipo. Lo normal es que, estando en la capital, me decantara por Millonarios o por Independiente Santa Fe, pero no fue así.

¿Cómo no ser hincha de este equipo?
Uribe, el 'Tanque' y Cueto.

Bastó con que me dijeran que en el América de Cali habían jugado peruanos y que seguían llamándolos para que me decidiera por el equipo que era propiedad del narcotraficante Miguel Rodríguez. Es más, llegué a ver en vivo y en directo en el estadio El Campín, de Bogotá, a Julio César Uribe (el ‘Diamante’, como le decían en Perú, el ‘Emperador’, como le decían en Colombia).

Por esas fechas, llegó el argentino Ricardo Gareca al equipo caleño. Y si bien yo tenía en el primer lugar de mi podio al arquero Julio César Falcioni (otro argentino), en el segundo lugar estaba el encargado de hacer los goles, el que era capaz de meter la cara, la pierna o lo que haga falta para "perforar las redes rivales".

El gran Julio César Falcioni y el 'Tigre' Gareca.

El ‘Tigre’ no le tenía miedo a nada. Machazo él. Se rumoreó, inclusive, que tuvo una pelea en los vestuarios con su compañero de equipo, el colombiano Víctor Luna, que si bien terminó lastimado, nunca arrugó con él ni contra nadie. Siempre ha dado la cara y puesto el pecho.

Así pasaron los años, desde mediados de los años 80 hasta 2015, cuando el 'Tigre' fue contratado como director técnico de la selección peruana. Y como muchos compatriotas, me emocioné cómo bajo su dirección Perú empezó a jugar de igual a igual con sus contrincantes, sin terminar colgado del arco los últimos minutos del partido y, sobre todo, con el toque fino peruano que tantas satisfacciones había ofrecido antaño, que parecía recuperado.

A todo esto, ¿cómo olvidar el grito de Gareca frente a Chile, en Santiago, “debemos seguir con el ataque"?. La piel de gallina… Imposible no agradecerle al técnico ver a nuestros compatriotas guerreando hasta el final y no pidiendo la hora. Y otra cosa invalorable: que nos haya demostrado lo buenos que podíamos ser si queríamos, con Christian Cueva como mayor ejemplo.

Porque yo creo en ti.

POR QUÉ LOS PERUANOS LO QUIEREN
No creo equivocarme si afirmo que las personas nunca pierden totalmente la confianza en ellas mismas, porque inclusive en los peores momentos, siempre "there's a light that never goes out", como cantaban los Smiths. Es más, es un hecho que las personas siempre guardan un poco de 'energía' o 'fe' extra en casos de emergencia.

Y si bien el Perú es un país que está experimentando mejorías, aún queda mucho por hacer, razón por la cual la situación de muchos compatriotas aún no es la mejor. Independientemente del estrato social o económico, esto genera una aparente nube gris, una inexplicable melancolía que nos hace sentir "miserables a pesar de encontrar nuevos trabajos", como otra vez cantarían los Smiths.

Gol.

Si algunos peruanos sienten que su talento no se valora y se va desvaneciendo en un contexto que ofrece muy pocas oportunidades, ¿cómo tomarían que alguien les dé la confianza y les diga "ustedes sí que valen" o "porque yo creo en ti", como dice otra canción sobre la selección?

A veces, solo queda olvidar con cervezas el fin de semana, comer como un cachalote para llenar ese vacío inexplicable en las entrañas, no pensar en ese exiguo salario que, con suerte, alcanzará para unas muy modestas vacaciones. ¿Pero y si alguien se acercara y nos dijera que ha estado observándonos, que tenemos talento, que nos pagará lo merecido y en una mejor empresa? ¿Qué sentiríamos?

Pues algo muy parecido a lo que sintió Christian Cueva, que se convirtió en lo que es ahora: la mejor contratación extranjera del 'brasileirao' y con serias aspiraciones de volver a Europa a un equipo grande.

Queremos a Gareca porque queremos ser Christian Cueva o Miguel Araújo contra Ecuador, porque sabemos lo que valemos y solo estamos esperando esa oportunidad para demostrar todo de lo que somos capaces... Bueno, que también hay gente muy cómoda, pero la mayoría de personas, en el fondo, no perdemos las esperanzas, y nos gustaría que la sociedad nos reconozca en nuestra justa medida.

Cabe precisar que esta reflexión la hago antes de que empiece la doble fecha de eliminatorias contra Argentina y Chile, y que los pronósticos no son los mejores luego de que Gareca decidiera prescindir de algunas "figuras" muy cuestionadas, que la anterior fecha la selección no convenciera y que nuestros rivales estén en un gran nivel. Sí, puede ocurrir un mal resultado y que la gente empiece a odiar al 'Tigre', pero ojalá que quede en nostros la semilla de que no solo podemos ser igual sino hasta mejor que nuestros contrincantes. Que nunca lo olvidemos: "There's a light that never goes out".

Francisco Estrada
Barcelona, 5  de octubre de 2016