Ganadora del debate: Keiko Fujimori

¡Qué monos somos! El primer debate televisado en el Perú fue en 1966.
Aquella vez,  el dominio escénico y la labia criolla del 'Tucán' Bedoya
opacaron las propuestas de Jorge Grieve. (Foto: Archivo El Comercio).
 

Nos guste o no, cuando hablamos de un debate, el contenido y las propuestas son banalidades que se deben despreciar. Pedir lo contrario es como rasgarse las vestiduras porque, en los bares y discotecas, las personas seduzcan a partir de códigos no verbales (como entonación y gestos) y las conversaciones sean ligeras y no giren entorno a los problemas que acucian a la humanidad. Hacer lo contrario, tanto en un debate como en una disco, es ser un... gilipollas. Y a quien no le guste, pues que se vaya a Marte, donde las cosas seguro de que son bien distintas.

Desde que, en 1960, Nixon y Kennedy se plantaran frente a frente, políticos y comunicadores fueron aprendiendo la lección. Como ya se sabe hasta el hartazgo, las encuestas entre los radioyentes de la época dieron como ganador a Nixon, pero entre los televidentes, el guaperas de Kennedy arrasó (una suerte de Piqué con libros leídos).

Medio siglo después, en el Perú, aún hay gente que no entiende un aspecto tan básico como este. Normal. Pero que entre ellos existan periodistas, llama bastante la atención. Sin embargo, este domingo, en el debate presidencial llevado entre los cinco candidatos con posibilidades de pasar a la segunda vuelta electoral peruana, estaba claro que tanto los políticos participantes como sus asesores sabían a qué jugar: la imagen lo es todo.

Toledo, tú que 'invertistes' en educarte...
Me imagino lo emocionante y el reto que debe suponer asesorar a alguien como Alejandro Toledo. A fin de cuentas, es como jugar al azar en una tómbola, donde sueltas a un cuy salvaje que, de tan salvaje, termina por hacerse impredecible. Eso asegura la fiabilidad de la tómbola y que el cuy pueda escoger aleatoriamente cualquier número; para la suerte de quien haya apostado por él.

En este caso, con alguien tan campechano como Toledo solo queda darle algunas cuantas directrices muy generales (rogando que se acuerde de ellas) y cruzar los dedos: que él solito vaya dando rienda suelta a esa dialéctica surrealista que lo caracteriza, esperando que el electorado pueda reconocer en ese candidato a un hijo de vecino cualquiera que busca... ¡ser presidente del Perú!

No habiendo aprendido de su debate contra Alan García en 2001, donde quedó muy feo cada vez que el moderador tenía que interrumpirlo porque no respetaba sus tiempos de intervención, Toledo hizo un mamarracho de introducción en su discurso inicial, pero luego se recuperó y fue interesante aquello del "Mister Kuczynski" para referirse a PPK y el decir “tu papá” en vez de “Alberto Fujimori” cuando le echaba en cara a la candidata Keiko Fujimori la gestión del ex presidente... pero lo mejor fue cuando el 'cuy' apareció y, al finalizar, dijo, refiriéndose a un tema como la educación: “Tú, que 'invertistes', en tu educación...”. ¿Le habrá alcanzado para embocar en el número ganador? Yo no creo, porque hubo otra contrincante que se lució con pasos calculados; sin el caos del cuy.

PPKausas de la playa Asia: "Pucha, wooona,
qué bestias los peruanos que no quieren que
el país siga avanzando como hasta ahora".


La hija de papá
Hoy en día, los cuentos de hadas y de princesas fueron reemplazados por los magazines glamorosos, por lo general consumidos por quienes no son, precisamente, la crema y nata de la sociedad sino lo más hortera del populacho, clases pudientes y medias; lo peorcito, pues. ¿Y qué es más efectivo? ¿Que tu candidato parezca un borracho atropellado y sin rumbo... o todo lo contrario?

Keiko Fujimori acertó con el peinado y el sobrio maquillaje; algo que nunca fue marca registrada del fujimorismo: solo recordar a las tres 'Martas' de este movimiento político es una patada al buen gusto; aquel 'putimaquillaje' y peinados de barrio daban pena. Volviendo a Keiko, ayer hasta se le veía guapa, aunque parezca cacha afirmarlo: su chaqueta de sastre a la medida, correcta posición corporal, precisa pronunciación de las palabras y perfecto respeto de los tiempos, seguro de que fueron el orgullo de todas esas abuelitas clasemedieras que recuerdan a su padre como el 'presidente que salvó al Perú de la hiperinflación y del terrorismo'.

Fiel a su libreto (que es el de toda la campaña), ella volvió a hacer de mosquita muerta, pero soltando el zarpazo en su alocución final, cuando ya no había opción a réplica, y salpicando de mugre a todos los demás candidatos (menos a Ollanta, con quien no compite por el segundo lugar para pasar a la segunda vuelta). Al final, proclamó que se siente orgullosa de ser hija de Alberto Fujimori... Y es que los 'Fujis' saben del sólido cuarto del electorado con el que cuentan.

Los demás...
Ollanta no quería estar en el debate, pues ya lleva mucha ventaja en las encuestas y no quería arriesgar. Por eso, no dejó de leer sus apuntes como un robot e ignoró las preguntas de los demás candidatos. A diferencia de Toledo, Ollanta sí aprendió de su anterior debate, en 2001, cuando Alan García lo ignoró durante todo el tiempo, a pesar de los esfuerzos del “buen soldado” Ollanta por debatir con él. ¿Resultado de ayer? Ollanta sigue primero en las encuestas.

"¡¡¡Gracias, PPKausitas!!!"
PPK también fue interesante desde un punto de vista estratégico. Estoy seguro de que sus asesores, cuando lo grabaron para ver previamente cómo se vería en el debate, se dieron cuenta de que tenían enfrente a un abuelito con la voz raspada. Que mencionara a sus padres como ejemplo de vida fue conmovedor (conmigo lo logró... así que ya me imagino el lagrimón de sus seguidores). Que él comparara la actual coyuntura con la época del guano y todas las oportunidades perdidas del Perú (algo que te enseñan en cualquier escuelita fiscal), fue un guiño para sus 'intelectuales' PPKausas... los mismos genios que están llevando a Humala y Keiko a la segunda vuelta.

A Castañeda, pues pobre hombre. Tanto dinero gastado en asesores que no escucha... ¿Seguro de que nadie le ha dicho que esas corbatas que usa gritan a todo pulmón que él es un pánfilas, un aburridazo de la patada?

Vaticinios
Cuando Toledo fue zarandeado por Alan García en el debate de 2001 (repito, si nos fijamos en la estética del debate y no en el banal contenido), el run-run en Lima fue que Alan había pasado a Toledo en las preferencias. Yo puedo dar fe de ello, porque si bien no se podían difundir encuestas después de ese debate, yo era encuestador e hice un trabajo que no se publicó en medios: Alan había arrasado a Toledo en el debate y lo pasó en intención de voto. En los barrios marginales, juro que me dijeron: “Ese Toledo no sabe hablar”.

Ello motivó que todos aquellos que en 2001 estaban indecisos de votar por Toledo finalmente se animaran para que Alan no fuera presidente. Bueno, no todos, que yo voté viciado poniendo en la cartilla el nombre de la chica que me gustaba en ese entonces acompañado de un “te amo”.

Ayer, Keiko brilló no por ser brillante sino simplemente correcta entre tanta mediocridad. ¿Será que ello generará el contraefecto de 2001? O sea, ahora mismo, Keiko debe estar por arriba de Toledo; un run-run que haría a los PPKausas reconsiderar su voto para que la segunda vuelta no sea entre Humala y Keiko. Así que, de pasar Toledo a la segunda vuelta, el populacho de los periodistas creerá que fue por su performance en el debate... algo que ustedes, queridos lectores y lectoras, y yo sabemos que no es así.

En 2006, los 'intelectuales' (léase 'giles') de entonces se pusieron en sus trece votando por Valentín Paniagua, lo que permitió que Alan García entrara a la segunda vuelta dejando atrás a Lourdes Flores. Estos mismos lornas de antes parecen haberse reciclado ahora como PPKausas, incapaces de, luego de más de 31 años de democracia continuada, aprender cómo esta funciona. Que si los políticos juegan con las expectativas de los electores, nosotros también podemos hacer lo mismo. ¿Tanto nos cuesta no ser tan cojudos? Digo, para los que quieran evitar una segunda vuelta entre Humala y Keiko... que a mí los cinco candidatos me parecen fatales.

Francisco Estrada (Barcelona, 5 de abril de 2011)

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