La nueva imagen 'anti' de la Blackberry

Más black y menos berry.
Imaginemos que el presidente de Estados Unidos, con camisa blanca de mangas cortas y casco de obrero, reuniera a la prensa para hacer un anuncio sobre un tema muy técnico (un derrame de crudo, por ejemplo). Para la ocasión, sus asesores de imagen tendrían que haber preparado una puesta en escena muy coherente... hasta que sonara el móvil de Obama y este se pusiera a abrir y cerrar ventanitas en una pantalla táctil, cual Paris Hilton histérica. Por supuesto, semejante aberración jamás ocurriría, pues él es el usuario más famoso de la Blackberry.

No he podido encontrar en Internet un estudio de mercado riguroso sobre los perfiles de consumidores que mejor se adecuan a las compañías que simbólicamente dominan el mercado de smartphones, Iphone y Blackberry, pero está más o menos claro que mientras el primero suele ser asociado a un público más 'fashion', el segundo, a uno más 'pragmático'. Aclaro que este dominio del mercado es simbólico pues, en ventas, el anodino Nokia manda... Yo tengo un Nokia, por ejemplo.

Como ya es costumbre en este blog, relacionaremos ambas características ('fashion' y 'pragmático') a los eternos opuestos simbólicos de la humanidad: femenino vs. masculino. Y como ya se ha repetido aquí (y se seguirá haciendo), aclaramos que estos factores trascienden el género y la sexualidad.

Quién es quién
Con esta advertencia previa, podemos decir que el Iphone tiene 'usuarias', que si además se ponen minifalda y exhiben buenas piernas, su coherencia es total. Y si se rocían perfume, pues más coherencia aun en ellas. En su lado opuesto, la Blackberry tiene 'usuarios' que producen y no diseñan. Ellos se ponen pantalones largos (pues no necesitan mostrar su cuerpo), aunque sí hacen alarde de una tarjeta de débito que, como su masculinidad, siempre debe estar funcionando (si algún lector ha relacionado el verbo 'funcionar' con temas fálico/viagrales, pues lo felicito por su perspicacia).

Es por ello que, observador y maniático como a veces me pongo (o sea como siempre, según las malas lenguas), respiré con alivio cuando me di cuenta de que uno de mis mejores amigos (inteligentísimo, exitoso y guapo) tenía una Blackberry en el sofá de su piso. “Todo encaja”, pensé, y pudimos seguir cenando tranquilos sin que yo tuviera que empezar a armar un rompecabezas de haber tenido él un smartphone que fuera incoherente con su 'estilo' (siempre jugando, según yo).

Aquella anécdota me sucedió hace poco, en pleno estallido de los disturbios en Londres, donde la Blackberry fue protagonista entre los revoltosos. En ese preciso momento, pensaba que esta marca empezaba a pintarse tan icónicamente rebelde como una guitarra eléctrica. Y más que eso, porque se estaba vistiendo de atributos de oscuridad, marginalidad y amenaza; suburbio, pandilla y gueto; canalla, macarra y barra brava.

Ni pensarlo dos veces: Iphone seguro.
Y asocié con más fuerza estas características al producto cuando un amigo (europeo y rubio) me dijo hace pocos días, con ironía, que se asustó conmigo cuando me vio sacar, en medio de la noche, un móvil (mi Nokia imita la estética del Blackberry). Yo, inmigrante y todo lo opuesto a rubio, y con antecedentes marginales, no tuve más remedio que tranquilizarlo: “No te preocupes, que esta noche no estoy coordinando disturbios”.
 
Esta semana, salió en el diario El País un artículo muy bueno de John Carlin que pensé iba a robarme el tema que yo quería plantear esta semana en mi blog. Su título, Sartre y el Iphone, daba pistas de ello. En una parte, se lee:La adultez y el iPhone son dos conceptos contradictorios. El iPhone es un juguete para gente grande. La Blackberry (femenina, por cierto, señal ya de una madurez superior) es un aparato práctico”. Y remata diciendo que tanto Collete como Capote usarían Iphone, mientras que los “pesos pesados” Sartre y Beauvoir se decantarían por la Blackberry. 

Por cierto, cuando Carlín llama "femenina" a la Blackberry, no está profundizando mucho en este concepto, pues apenas se trata de una referencia humorística al caprichoso género castellano del artículo (la) que acompaña al sustantivo aludido, algo que en inglés ni siquiera existe.

Felizmente, la citada columna de opinión no me "robaba" lo que pensaba plantear en este post, pues más bien recreaba con ingenio y muy buen gusto las características ya asociadas desde hace un par de años a los usuarios de ambas marcas. En cambio, lo que en este blog queremos enfatizar es la nueva imagen que la Blackberry podría tener luego de los lamentables sucesos en Londres. 

Si estos nuevos atributos estuvieran acompañados de una inteligente campaña publicitaria, se podría relanzar el concepto de la franquicia estrella de Research in Motion (RIM) versus la de Apple, encapsulando para beneficio propio a un nicho de mercado 'juvenil' que no tiene como referente a Lady Gaga (ni a lo 'moderno'). A todo esto, el gigante de la manzana está anunciando a los cuatro vientos que este año le ganará a su oscuro competidor, despojándolo del segundo lugar en cuanto a ventas mundiales.

Para dejar las cosas claras
¿Se podría pensar en James Bond abriendo ventanitas, aplicaciones y demás cosas? Eso sería más para el Superagente 86, donde la pantalla táctil se convertiría en la invitación perfecta para que este incurriera en más desatinos en medio de situaciones de alta tensión. Por la morfología del Iphone, los revoltosos en Londres, huyendo de la policía en tiempo real, hubieran tenido mayores dificultades para coordinar; más allá de que la Blackberry contara con un encriptado servicio de mensajería.

Que el mundo no es negro o blanco sino con muchos matices, sí, pero el márketing funciona creándonos la ilusión de que no es así. Y es mediante este truco que se puede vender industrialmente en desmedro de lo personalizado; lo artesanal. ¿Se dormirá Blackberry? Vamos, que si así sucede no será por ética sino por no saber subirse a las olas cuando estas son favorables. Algo que Steve Jobs sí hace a la perfección. A esperar...

Francisco Estrada (Barcelona, 22 de agosto de 2011).

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