“Es una selección muy personal que no pretende enseñar nada”

Su caricatura con 30 años menos (foto: Pedro Strukelj).
El escritor mexicano Carlos Fuentes presentó en Casa Amèrica Catalunya su más reciente libro La gran novela latinoamericana (Alfaguara, 2011), una recopilación crítica donde el autor solo se refiere a las novelas que le “gustan”.

Acostumbrado a las polémicas y con muchas décadas respaldándolo como uno de los mejores escritores en habla hispana, es difícil creer que el escritor Carlos Fuentes (Panamá, 1928) haya querido rehuir responsabilidades al repetir una y otra vez que su nuevo libro, La gran novela Latinomericana, es un trabajo muy íntimo.

Por eso hay que creerle la intención. “Es una selección muy personal que no pretende enseñar nada”, enfatizaba este viernes en una rueda de prensa. Sin embargo, aquella modestia solipcista del autor de La muerte de Artemio Cruz se fue haciendo añicos conforme éste iba dando referencias históricas y técnicas para sustentar cada una de sus elecciones y opiniones.

Peor que hablen mal, es que no hablen
Carlos Fuentes no puede evitar soltar una sonrisa maliciosa cuando se le pregunta por las ausencias en su antología, que en algunos países ya están levantando ampollas. Acto seguido, sabiendo que el silencio puede ser más lapidario que una opinión, se niega a contestar por aquellas omisiones.

En su ambiciosa La gran novela latinoamericana, Fuentes inicia con un primer capítulo titulado 'Advertencia preibérica', donde explica que no pretende soslayar la gran riqueza oral latinoamericana previa a la conquista europea, debido a su importancia en el momento de forjar una cultura e identidad distinta a la europea.

La gesta del idioma castellano en forma de novela, desde el río Bravo hasta la Patagonia, tiene muchas esencias que se mezclan. Es por esa razón que en este compendio aparece el escritor catalán Juan Goytisolo. “Hay más escritores que podría incluir, que están muy próximos a América Latina por su vinculación con el mundo árabe, que es parte de nuestra cultura. Y Goytisolo ha traducido mejor que nadie a la literatura el mundo árabe”, dice sobre el autor de Las virtudes del pájaro solitario. “La literatura latinoamericana tiene una amplitud mayor; europea y mediterránea. Por eso también hay un capítulo a Nélida Piñón”, añade.

Ocaso y luz
En esta mezcla de historia y de literatura, donde no deja de estar presente la política, Fuentes arroja luces sobre la baja calidad de la literatura latinoamericana en el siglo XIX. Un ejemplo de estas influencias recíprocas es la animadversión que se generó contra España durante las gestas emancipadoras, y que culminaron con la independencia de los países de la región.

Se abandonó así toda la tradición literaria proveniente de La Mancha, adoptándose los modelos franceses o británicos del siglo XIX, lo que produjo novelas muy malas, aunque con títulos muy buenos como Monja, casada, virgen y mártir”, afirmó con ironía.

Para Fuentes, en este oscuro periodo, solo se salva la novela del escritor brasileño Joaquim María Machado de Assis, Las memorias póstumas de Blas Cubas, pues, paradójicamente, desde el idioma portugués, él sí tomó la tradición de Cervantes, que en Latinoamérica era escolarmente homenajeada, más no tomada en cuenta por los escritores de la región.

Las referencias al 'boom', 'boomerang', 'miniboom', 'cracks' y demás etiquetas no son dejadas de lado en el análisis, que también se refirió a la actualidad: “Hay una diversidad enorme, y la literatura latinoamericana me parece inclasificable en estos momentos. No se puede meter en un mismo saco a Jorge Volpi y Arturo Fontaine". 

Con Antoni Traveria, de CAC, y Pilar Reyes, de Alfaguara.
Sobre aquella mitológica relación entre el escritor latinoamericano y la política, Fuentes afirmó que hoy en día no es tan necesaria como hace 60 años, pues los distintos mecanismos propios de las democracias y de las nuevas tecnologías permiten la participación de sectores de la población que antes se encontraban enmudecidos en medio de latifundios y dictadores.

Fuentes, de la escuela clásica, no pudo evitar referirse a la actual situación de su país, cincelada a partir del auge de la violencia en las zonas fronterizas. Él, que es parte del comité encabezado por los ex presidentes Ernesto Zedillo, Henrique Cardoso y César Gaviria (que están a favor de la despenalización de la droga, entre otras estrategias para derrotar a la violencia del narcotráfico), propone soluciones paulatinas y no de guerras frontales como las actuales, que solo han traído más muertes.

La actual ola de descontento global, Fuentes la relaciona con la generación 'ni ni' de su país que, al igual que la española, “ni estudia ni trabaja”. “Cuando yo nací, habían 20 millones de mexicanos, actualmente somos 110 millones. El gobierno y el sector privado tienen que abrir las puertas a nuevos pensamientos, a la gente joven antes de que sea demasiado tarde”, alegó, pues el rumbo que se está tomando en estos días, en medio del imperio del narcotráfico, es incierto.

Tratándose de, en esencia, un escritor (a pesar de sus licenciaturas en leyes y economía), se refirió finalmente a su labor como escritor, algo que le cambió el semblante de preocupación por uno de satisfacción: “Antes de acostarme, escribo en un papel lo que redactaré al día siguiente... pero cuando me despierto, escribo cosas que me sorprenden y no sé de dónde salen: personajes que aparecen de pronto y nunca había planificado, diálogos en los que nunca pensé... ¡Ese es el misterio y la gloria de crear! 

Francisco Estrada, Barcelona 2 de septiembre de 2011

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