Cómo vestirte si eres Primera Dama

Los estadounidenses sí que saben.
Amo a Hitler”, dijo hace poco el fabuloso diseñador John Galliano... No tengo a mi disposición la información para corroborar que, para desenvolverse con éxito en el mundo de la moda, haya que ser un facha, pero sí, por lo menos, poseer una 'superficialidad inteligente'; un 'cinismo' que permita no cuestionarse por aquel collar de la casa Tom Binns que le va regio a ese vestido. ¿Qué son unos cuántos miles de euros? Nada...

Desde el punto de vista de la comunicación, el aspecto visual es un factor más que importante, pues es a través de los ojos que recibimos la mayor cantidad de información. Los comunicadores expertos de cualquier país lo saben... bueno, en realidad, cualquiera lo sabe, pero cuando se trata de sacar provecho de ese factor, en las sociedades donde la institucionalidad es endeble y la infomalidad rampea a sus anchas, el 'criterio' propio cobra mayor importancia de lo que debería en desmedro de uno especializado.

Con respecto a Nadine Heredia, esposa del presidente peruano Ollanta Humala, es curioso que se haya presentado a la ceremonia más importante del Perú (el desfile militar del 29 de Julio) con un vestido que parecía la bata prestada de una abuelita del siglo pasado (de principios del siglo pasado, para ser más precisos): solo le faltaba el gorro de baño y el cepillo. Su balde con jabón también.

Una primera dama es una figura política, por lo cual su aspecto no solo va supeditado al buen criterio de un especialista en imagen sino también al mensaje que se pretenda dar. Con respecto al público receptor, hay particularidades que no se pueden soslayar, las cuales reinterpretan los conceptos de ostentación y de frugalidad. Por ejemplo, el estadounidense medio, a diferencia del latinoamericano o europeo promedio, cuando ve un coche lujoso o una mansión no dice del dueño “qué hijo de puta, ojalá se le quemen todas sus propiedades” sino “vaya hijo de puta... yo también quiero tener lo mismo”. El contexto (más allá del cultural) también es un factor a tener en cuenta.


-¡Oh, no! Lo hizo otra vez. No quiero seguir viendo...
-Con este vestido estoy igualita
a la Jackie Kennedy de 1961...
¡Soy lo máximo!
Hilar fino en este aspecto es muy complicado; mucho más de lo que pueda creer Nadine Heredia. En su caso, no solo podría tratarse de connotar “austeridad acompañada de elegancia" en un país aún pobre. La obligación de transmitir un mensaje más elaborado es evidente si se tiene en cuenta que el público-objetivo de la primera dama forma parte de una sociedad que en estos días experimenta un crecimiento económico inédito, pero cuya fractura social mostró su peor cara hace solo unos pocos meses.

La pantera
Mi preferida, Michelle Obama, cuando su esposo subió al poder, no solo debía vestirse como una primera dama, pues ella era algo más que eso: "La primera mujer negra que era primera dama en Estados Unidos". Así que, le haya gustado o no, ella tenía que demostrar más que sus predecesoras (Barbara Bush tenía un aspecto patético; hasta su esposo ponía más, pero ella era una vieja matriarca blanca que bien podía zurrarse en todo... y así lo hizo). 

No digo que lo anterior sea correcto; en realidad, es lamentable que tenga que ser así, pero es una situación que Michelle (y su equipo) no evadió por ser desagradable sino que enfrentó. Y con un éxito fulminante. Independientemente de poseer un atlético cuerpo que le favorece (brazos esculpidos y una cintura que envidiarían muchas quinceañeras adictas al McDonald's), la actitud de Michelle (una mujer que puede enfadarse públicamente con su marido, el presidente de Estados Unidos, si este se pone muy cachondo con Thalía) ha sido la de la mujer desafiante: “Aquí estoy yo”.

Caso aparte es, por ejemplo, Carla Bruni, con un look falsamente casual que ella sabe llevar muy bien. Es más, se puede decir que Bruni es la pionera en aquello de ser una primera dama 'zarraspastrosa' (o 'hippie' fashion), algo que ella se puede permitir debido a su reputación como ex modelo y ex cantante 'indie'. 

Por esa razón, una mujer sin las credenciales anteriores, como Sonsoles Espinosa (esposa del aún presidente español José Luis Rodríguez Zapatero), a pesar de ser tanto o más guapa que la Bruni, tiene que 'producirse' más que su par italiana... Y eso que Espinosa no es precisamente alguien que haya aceptado ser primera dama de buena gana. Al contrario, para ella es un martirio (no me extrañaría que su corte de pelo estilo “soy un tío chévere” sea un grito de protesta. Si no se rapó hasta quedar calva y ponerse un huevo frito en la frente, es porque algún rastro de consideración le quedó con su esposo).

La corista
Nadine, ex estudiante de la elitista Universidad de Lima, no era precisamente 'una pija de la de Lima' (llegué a conocer un poco a la actual primera dama en su etapa de estudiante). Más bien, tenía unas vestimentas y peinados para el olvido. Y no quiero seguir detallando más cosas, pero no era tampoco lo que llamaríamos la 'chica más fashion de la Facultad de Comunicación'; algo que no es ni bueno ni malo sino simplemente un dato. 

Egresar de la de Lima es una especie de estigma por todo lo que se atribuye a sus egresados... Y sé que algunos en la facultad que no conocían bien a la familia de Nadine se sorprendieron secretamente cuando se enteraron que ella se había casado con un militar (a diferencia de sociedades como la estadounidense, en el Perú la profesión militar no está lo suficientemente valorizada en el escalafón social). 

Esas botas molan, Sonsoles...
Por tal motivo, para muchos ojos elitistas, Nadine no es 'una chica de la de Lima' sino una esposa de militar (y militar de 'izquierdas', con nombre y apellido quechua). Inclusive, en la reciente campaña presidencial no faltaron las gallinas de la alta sociedad que la llamaron "terruca" (o sea, "terrorista"... un calificativo que en el Perú también lleva componentes sociales y étnicos, aparte del delincuencial).

Si antes, cuando Nadine cantaba canciones de trova cubana y pop comercial en el naif coro de la universidad, no le importaba mucho su propio aspecto, ahora parece que sí. Y si está en ese plan, ¿por qué no hacerlo bien? ¿Por qué no hacerlo como Michelle, que le debe haber tapado la boca a una que otra ridícula del Tea Party? Nadine, un consejo: un filtro clave para tus modistos es preguntarles si se consideran o no de izquierdas. Si es así, deséchalos y pasa con los siguientes... hasta que encuentres tu Galliano.


Francisco Estrada (Barcelona, 1 de agosto de 2011)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

http://muchachadanui.rtve.es/celebrities-john-galliano.html

Unknown dijo...

mezcla entre d'artagnan y chiquito de la calzada... sublime! jajaja