Ser socialista de verdad es decirle NO a Chávez


Nikita Jruschov criticó el culto a la persona de Stalin.

Es muy triste, pero no es un secreto que los hay quienes se jactan de pertenecer a las clases privilegiadas de este sistema capitalista, denostando de quienes no son como ellos. Según su forma de ver el mundo, cada quién está donde le corresponde según sus capacidades, por lo cual habría que necesariamente deducir que existe gente “inferior” que merecería estar en la base piramidal .

Aquel es un extremo, pero, en el medio, la mayor parte de la población con un poco de sensibilidad suele caer en una mediocre apatía que le hace el juego a la injusticia inherente a esta sociedad. Y en este sector medio, también están quienes, sin ninguna intención política, son consecuentes y directamente pasan de todo. Estos últimos son legión cuando las migajas que caen de arriba son suficientes; así sea en forma de créditos (en el movimiento de los Indignados, he escuchado a gente decir que está ahí porque no tiene trabajo; ergo, si estuviera empleada, jamás estaría ahí denunciando las grandes estafas de la banca).

Sin embargo, en la otra orilla, también tenemos personas dentro de nuestras sociedades capitalistas que son tan egoístas como las primeras, aunque enarbolen las banderas de la justicia y de la igualdad. Se trata de quienes, simplemente, se apropian de un discurso moralista con el único fin de exhibir como carta de presentación y de imagen “correcta” ante quienes, distraídamente, también creen albergar en sus corazones una consciencia social (aquí, tanto el que exhibe moral como el que la juzga se necesitan con desesperación). ¿Y cómo podría saber uno que estas personas no son en realidad socialistas? Pues, entre otras cosas, por no tener reparo alguno al momento de simpatizar con dictaduras de por aquí y de por allá (mientras más "por allá", mejor). Este hecho, que es anecdótico en la cotidianeidad, se vuelve criminal cuando se ejerce desde el poder, porque desvirtúa una de las ideas más bellas que la humanidad ha concebido: el socialismo.

La verdadera enfermedad de Chávez 
El culto a la personalidad fue descrito por primera vez por el secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Jruschov, hace más de medio siglo, en un intento por marcar una diferencia con respecto al terrorífico pasado instaurado por Iósif Stalin. En la misma senda, ejemplos de esta enfermiza manera de hacer política, son líderes como Adolf Hitler, Francisco Franco o el más contemporáneo Kim II-Sung.

Todos ellos, fomentando la adoración a su persona (conceptual y física), se presentan como mesías de sus sociedades, colocando como enemigos de la patria, o del adorado líder, a quienes no comulgan con ellos. La consecuencia es la creación de odios y de fracturas sociales con el único fin de mantenerse en el poder ya no mediante ideas políticas sino prácticamente religiosas.

Y, lamentablemente, a pesar de los ejemplos históricos, las sociedades siguen cayendo en estos caudillismos. Y para que estos caudillos puedan construirse, no solo hay que crear enemigos sino “obras sociales” que los sustenten y una cosmogonía propia (reescribiendo la historia hasta límites delirantes). El mensaje principal de estos líderes es que, sin ellos, derechos básicos como la sanidad, educación y alimentación, desaparecerán. Así, ellos se convierten en los padres falocéntricos de estas sociedades que mutilan a sus hijos para que siempre sean dependientes.


El líder carismático jamás ofrecerá las herramientas para que sus hijos crezcan y puedan valerse por sí mismos, porque eso les quitaría poder. El líder carismático, la historia enseña, se empeñará en destruir los mecanismos democráticos y de contrapoder necesarios en toda sociedad. Algunas veces de maneras directas o más 'astutas', como es el caso venezolano. Y el líder carismático, obviamente, se comportará, hablará y vestirá según la imagen que sus asesores tengan de su público-objetivo. Es decir, mientras más  menosprecie a su pueblo, pues más bajo será capaz de caer en las representaciones de sí mismo.

Es por ello que, cuando en nombre del socialismo, se termina apoyando el culto a la personalidad de ciertos líderes autocráticos, como la del venezolano Hugo Chávez, resulta por lo menos contradictorio, cuando no moralmente reprobable. Y desde el punto de vista práctico, una barbaridad, porque nada debe agradarle más a Washington que un personaje haya convertido la palabra 'socialismo' en sinónimo de estridencia, corrupción, megalomanía, odio y locura. Tarde o temprano (hoy 7 de octubre o después), ya nadie querrá saber de Chávez en Venezuela, enterrando junto con él la palabra 'socialismo'. Qué diferencia con la frugalidad y mentalidad práctica de un Pepe Mujica, en Uruguay, a quien no se le puede discutir su voluntad socialista.

Que un presidente nos haga reír desde el extranjero con declaraciones altisonantes o nos haga creer que está en contra del Imperio (cuando en realidad se trata de su primer socio económico), “fuera yankees de mierda”, es para admirarle su capacidad de persuasión y, a la vez, demostrarnos que de socialismo no sabemos nada (término de por sí complejo, con múltiples interpretaciones y dificultades para ser aplicado correctamente en la práctica).

Lamentablemente, Chávez, que hace muchos años nos hizo llorar de emoción con su primer discurso como presidente en funciones, ya ha demostrado que no tiene la más mínima vocación de hacer de Venezuela un país moderno, innovador, progresista y productivo... sino todo lo contrario. También es cierto que nada nos garantiza que un cambio de poder sí lleve hacia esa senda, pero por lo menos se hace necesario otorgarle el beneficio de la duda a otra persona, porque el de ahora ya defraudó a ese país que tanto dice querer. Y si bien el amor a uno mismo se hace necesario en todas las circunstancias, llevado a un extremo desde una posición de poder, como la presidencia de un país, entra en conflicto con una función que es de servicio (de amor a los demás).

No soy venezolano, pero como ser humano creo normal mi preocupación por las elecciones de este 7 de octubre de 2012, y mi consecuente frustración por no poder votar como un venezolano más (lo cual amplifica mi inherente insignificancia como persona). Por ello, ayer hice un pequeño acto solidario con la oposición venezolana en Barcelona. Ahora, escribo... y ya más no sé qué hacer sino esperar. ¿Se vendrá una tristeza más? ¿Obtendremos por fin un cambio? Pronto lo sabremos.

Francisco Estrada. Barcelona, 7 de octubre de 2012.

1 comentario:

elisa rodríguez dijo...

Querido Francisco gracias por tus palabras y este gesto... Lo mejor: el encabezado "ser socialista de verdad es decirle NO a Chávez" Tienes toda la razón. Existe una manía reduccionista por parte de algunos trasnochados, partidarios en Europa de un sistema socialista-comunista que demostró no funcionar. Una manía que les lleva a pensar que ser socialista-comunista es apoyar a Chávez, pues él "se le rebota a los Estados Unidos", mayor contrincante de un comunista-socialista . A todos esos hombres y mujeres con jetlag político y ancestral, les pido que se ubiquen en nuestro contexto en Venezuela y sepan que a un "enemigo" no le vendes la sangre (petróleo) para que pueda vivir. Si HCh se plantara o hubiese plantado, le corta el chorro de petróleo a USA... En vez de acumular el dinero que USA paga en cash para robarlo a Venezuela, dando limosnas a su pueblo que debería tener la educación de un suizo y la calidad de vida del mejor país del mundo... si el comunismo (del cual jamás he sido partidaria)hubiese sido bien aplicado... Habría para emplear, producir pagar y repartir equitativamente la riqueza venezolana... Pero el lobo disfrazado de cordero pudo engañar varias veces.. Estos intelectuales trasnochados y necios que apoyaron aquel sistema caduco apoyaron al que hoy, casi después de 14 años estamos a punta de sacar de Venezuela. A estos irresponsables con poder en diarios y demás medios que sin saber y por facilísimo apoyaron el circo cruel en el que hemos estado, les daría una bofetada. A estos maniáticos que aún no han conseguido la cura, y que siguen apoyando al dictador les pido "rectifiquen" todo el daño que hicieron desde sus influyentes y equivocadas opiniones y escupan el bozal de dinero que les han puesto en la boca.
Ese comunista trasnochado que apoyó a HCh es el mismo que adora la miseria deplorable en la que viven mis hermanos cubanos, su agridulce decadencia y han ido a La Habana a ver un escenario desolador como espectador de una peli de zombies, pensando y justificando que en cuba hay "educación, sanidad y deportes" A ese maniático le recuerdo que eso no es así, pues unos tejanos o una barra de chocolate es un capricho y se paga con prostitución en Cuba... Que es una utopía! y que aplicado a Venezuela y a la Venezuela de HC no es otra cosa que una estrategia para anular a todos los venezolanos y para saquear nuestros bienes comunes, no para repartirlos equitativamente, sino para echárselos encima ellos mismos como una ducha de petrodólares.
Cierro felicitándote agradeciéndote querido Francisco tu gesto y soltando tu mano para ir a mojar mi dedo con tinta, pues si se puede cambiar a un país para BIEN es votando y opinando. El cambio que queremos en Venezuela es para mejor, para limpiar y para curar al venezolano que ha recibido palo y palo sobre su autoestima e integridad... Hay un camino de honestidad y trabajo (no es el del demagogo comunista trasnochado) no hay más regalos... Queremos oportunidades para crecer, tenemos a Venezuela y HCh ESTORBA ya! Fuera el inútil, bienvenido el sentido común y las ganas de levantar a la joven y hermosa Venezuela!!!