¡PPK es peruanaaazo!

Así se ganan votos en el Perú (foto izquierda: Correo).
El ‘vivo’, hablando en argot peruano, es un ganador. En Iberoamérica, tiene sus equivalentes denotativos en adjetivos como ‘pícaro’ o ‘listillo’, aunque sin esa desmesurada aura de gloria y de respeto que en el país andino tiene entre muchas personas. Y es que, a pesar de que un buen sinónimo para esta palabra es ‘estafador’, hay peruanos que cuando la escuchan o leen, irremediablemente se les dibuja un halo de sonrisa que no pueden disimular (en caso quieran hacerlo), pues hasta son capaces de sentir admiración y complicidad con el maldito personaje.


“¿En qué momento se jodió el Perú?” es la pregunta más citada de la literatura peruana. De la fecha exacta en que eso pasó no tengo idea, pero sí de la circunstancia: cuando todos nos pusimos de acuerdo en que al ‘vivo’ había que celebrarlo. Esa persona a la que le suda olímpicamente el honor, el respeto hacia los demás o su palabra para conseguir sus metas es el ‘vivo’. Nos jodimos cuando, en vez de aislar, expulsar o de encerrar en la cárcel a esa persona, decidimos ubicarla en un altar.


Nos cuesta, como peruanos, darnos cuenta de que mientras mejor esté la gente a nuestro alrededor, mejor estará uno. El ‘vivo’ tiene que ver a todos derrotados para sobresalir gracias a las ‘lornas’ (nerds, capullos) que han tenido la mala suerte de cruzarse en su camino. Lamentablemente, no son pocos en el Perú quienes ostentan un vergonzoso grado de bienestar a costa de los demás. Que esto no es exclusividad peruana, ya lo sé, pero las tradicionales relaciones económicas entre 'jefes' y 'empleados', en el Perú y Latinoamérica en general, son mucho (mucho) más nauseabundas que en el mundo desarrollado. ¿Alguien ha asociado la palabra “inmigración” con aquello? Pues por ahí va el asunto.


Mal de amores
Peruanitos enamorados dándolo todo (foto: Francisco Estrada).
Estar enamorado bien, con los pies en la tierra, es admirar (querer, amar, etc.) a otra persona por lo que es y no por lo que uno quiere imaginarse de ella. Solo un 'mal enamoramiento' podría explicar que alguien con el historial (por no decir prontuario) de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) sea ahora el candidato de la autodenominada clase 'educada' del Perú: los llamados sectores A y B. La otra opción para poder explicar semejante aberración es que esta gente, de educación, nada. Que cuando van a la universidad o llevan libros bajo el brazo, es para hacer la finta… pero yo no quiero creer eso. Me dejaría totalmente desolado. Yo quiero creer en esa necesidad de creer, admirar o querer a alguien que a veces nos hace actuar como idiotas.


PPK es un vivo. Y su lorna siempre ha sido el Perú… aquella piñata a la cual hay que ir reventando de vez en cuando para beneficio propio. Sin embargo, lo más patético es que, si bien subrepticiamente, PPK ha lucrado deslealmente con el Perú desde hace 40 años, ahora estamos ante la posibilidad de que se le otorgue mediante su elección como Presidente de la República el premio a haber sido tan vivo (para que ahora lo sea más).


El repunte PPK: del 5% al 16%
En un país donde un candidato presidencial puede salir elegido después de hacer el baile del teteo (Alan García), refregarse con una vedette en su propaganda electoral (Alberto Fujimori) o echar en cara amoríos a las periodistas que lo colocan en aprietos (Alejandro Toledo), es claro cuál es la estrategia a seguir: ser un puto hortera (pacharaco, dicho en peruano; guiso, dicho en colombiano; naco, dicho en mexicano, etc.). Así no lo seas, igual debes demostrarle a esa “manada” de peruanos que eres del ‘pueblo’.


Haz reír a un peruano, y te eligirá a pesar de que le hayas destruído el país antes.
Coincidentemente, el repunte de PPK vino de la mano de una serie de actos bochornosos. Él mismo confesó que la espontánea agarrada de testícuos de la cual fue objeto por una señora del Callao, le trajo “suerte”. ¡Pum! Subida de puntos. Luego, volvió a suceder, pero con el tiempo suficiente para que las cámaras puedan captar la escena. ¡Pum! Más puntos para PPK. Esto, por no mencionar cuando se puso en ‘cuatro’ en un programa de TV para que el conductor del espacio simule estar dándole de nalgadas mientras sonaba un ‘perreo’.


Ojo, quien hizo estas cosas (y más) en su campaña no es un personaje estrambótico del tercer mundo; de una cultura exótica, no. Es hijo de un médico polaco y de una profesora de música francesa (PPK es primo de Jean-Luc Godard), y ha estudiado en prestigiosas escuelas y universidades europeas. Lo que pasa es que PPK es un vivo: o sea, un ganador. Y si ha postulado a la presidencia, es para ganarla; ni más faltaba. Y si para eso tiene que darle al pueblo (incluyo a los ‘refinados’ estratos A y B) basura, pues se la dará. Perrea, PPK, perrea…


¿Ahora, por qué alguien tan ‘peruanaaazo’ no renuncia a su nacionalidad estadounidense? Lo pregunto porque para ser de ese país hay que tenerle una fidelidad exclusiva, según lo que indica su constitución. Respuesta: porque no puede. Porque así como ha sido lacra con el Perú, también lo ha sido en EE.UU., y los gringos se la quieren cobrar… Y PPK necesita pagar… ¿Siendo presidente del Perú?

Francisco Estrada (Barcelona, 28 de marzo de 2011)

2 comentarios:

Álvaro Hurtado dijo...

Hace rato estoy harto de los vivos, los criollazos dicen, los abusivos del buen rollo de los demás. Así como grupo nunca saldrá el Perú adelante, un individualismo maleado es que el impera. Está en roche PPK, no?

Unknown dijo...

Hola! Compartimos el mismo hartazgo. Y, en este caso, una sensacion de derrota muy fuerte: no nos cansamos los peruanos de hacer de lornas y de elegir al que mas se pueda burlar de nosotros. No aprendemos, parece una maldicion.